Tenía que escribir otro post, distinto, sobre cosas técnicas del blog. Una colaboración para otro blog, para intentar compartir las cosas que he ido aprendiendo en estos dos años y quizás ahorrarles quebraderos de cabeza a otros blogueros que están empezando.
Pero no puedo, hoy necesito escribir sobre esto y ya está.
La vida más allá de la maternidad para mí este verano es un mundo desconocido, la teoría me la sé:
Buscar tiempo para una misma, autocuidado, salir con los amigos, hacer algo de deporte…
Sí, ya… que alguien me diga cuándo por favor.
Yo trabajo de mañana, mi marido ahora está de tarde, cuándo no estoy en el trabajo estoy con los niños y cuando no, estoy limpiando.
Quiero estar sola, yo, me, mi, conmigo. Quiero irme a la peluquería, quiero tomarme una caña con una amiga, quiero escribir tranquila sin tener a Peppa Pig de fondo o a los niños peleándose por el peluche momia por decimoquinta vez en un día.
Quiero irme a la playa sin tener que estar con mil ojos, siempre pendiente, llevarme un libro y tirarme en la toalla a tostarme al sol.
Y quiero a mis hijos, con locura, son lo mejor que me ha pasado en la vida. Aún así me tienen agotada, al borde de un ataque de nervios porque no paran de pelearse, porque ellos tienen una energía que parece infinita y que a mi me falta y quieren jugar 24/7 y yo solo quiero tirarme en una terraza, en silencio y tomarme una caña. Yo sola: yo, me, mi, conmigo.
Y ya está, sólo quería quejarme un poco. Que luego dicen que pintamos la maternidad de rosa y no, va a ser que no. Lo que pasa que estos post no se hacen virales, sólo soy otra madre más quejándome, algunos dirán que los niños me molestan. Pues nada, que disfruten del verano que yo este año no soy capaz, igual la niña de casi tres años en plena fase negativista-retadora y gritando / llorando por todo cada 5 minutos tiene algo que ver.
Veis… os dije que la teoría me la sé.
