Hola, como el título indica me paso por aquí sólo a saludar. Soy una madre agotada.
Sigo viva, aunque hay días que no sé ni como.
No me apetece escribir, ya, ya sé, ¿para qué tienes un blog? Pues si, para desahogarme pero últimamente prefiero desahogarme matando zombis, o leyendo novelas y olvidando la realidad por unas horas.
Estoy cansada, es mi estado físico y anímico diario, me levanto cansada y me acuesto más cansada todavía.
Es un bucle, igual necesito unas vitaminas o algo. Se me acumulan las tareas de casa, cada vez me apetece menos hacer cosas con mis hijos ¿por qué? Pues porque estoy cansada siempre.
Es difícil, ojalá fuese una de esas mujeres que van a tope de pilas todo el día, os envidio, yo nunca he sido así y a veces me pasa que la vida va demasiado rápido para mi y claro, me pasa por encima y me deja hecha un trapo.
Total, que el invierno me ha sentado muy mal, el cambio de hora aún peor y voy por la vida arrastras.
Me arrastro a trabajar cada día y me peleo con 50 clientes que o no entienden o no quieren entender.
Me peleo con el saco de la ropa para doblar, veo la montañita de calcetines para emparejar y me dan ganas de hacerme yo una bola.
Me arrastro, gente. Y no veo el momento de ponerme de pie otra vez. Pero bueno, me han dado las vacaciones en Navidad.
Buena noticia. Una semana menos de campamento para los niños y quizás, quizás pueda recuperar un poco de la energía que me falta hinchandome a turrón.
Ojalá.
Nos leemos, cuando esté menos cansada ¿vale? No me olvidéis. Sigo por aquí es que a veces soy tantas cosas a la vez que una parte de mi tiende a desaparecer.