Soy una madre implicada con la crianza de mis hijos. Estoy informada, me relaciono a diario con otros padres e incluso con docentes y psicólogos. Leo (y a veces escribo) sobre crianza y educación, empecé un ciclo de Educación Infantil que por motivos laborales está aparcado pero algo aprendí.
Con esto os quiero decir que no soy una madre ausente, que mis hijos tienen rutinas, horarios, normas y límites.
Y mis hijos algunas veces la lían.
Hoy tanto la tutora del mayor como la tutora de la pequeña han pedido hablar un minuto conmigo.
Al mayor le han pillado en una mentira (los niños también mienten) y a pesar de haberle pillado ha seguido mintiendo, con su versión. No ha dicho la verdad hasta que he estado yo delante también.
La pequeña está en fase rebelde. Yo bromeo con que tiene 4 años tirando para 14 porque TODO le parece mal, nada está a su gusto y primero dice que NO y luego ya si tal se lo piensa mejor.
La tutora sólo quería saber si en casa estaba en el mismo plan o si es un tema del colegio.
Así que una vez más hoy he llegado a casa con esa eterna pregunta en la cabeza ¿Qué estoy haciendo mal?
Bueno, seguramente lo hago mal en muchas cosas pero después de una tarde de reflexión he llegado a la conclusión de que mis hijos la van a liar, a veces.
Por muchas normas y límites y por muy implicada que esté en su crianza los niños se van a equivocar, van a hacer tonterías, van a pasar por fases rebeldes y esperemos que salgan de ellas habiendo madurado y aprendido algo.
Yo sólo puedo acompañarlos, reforzar límites, hablar y hablar y hablar y esperar que el mensaje les llegue y lo interioricen en algún momento (espero que antes de los 30).
Si algo me está enseñando el 2019 es que no puedo controlarlo todo, mis hijos son personas, los tengo que educar pero también tengo que entender que en algún momento de su vida LA VAN A LIAR PARDA y hay que asumirlo.
Hay que asumir que NO TODO va a ser culpa mía y de la educación que les doy, porque los estoy educando bien, lo mejor que sé.
Los niños crecen y no podemos eximirnos de nuestras responsabilidades en su educación pero tampoco nos podemos cargar de culpa por todo lo que hacen.
El 2019 también me ha enseñado a ser más empática con otros padres. Cuándo escucho a un niño decir una palabrota ya no asumo que es culpa de sus padres. Tal vez lo aprendió de su tío y sus padres andan LOCOS buscando la manera de que no la diga.
Lo mismo con otras conductas que asumimos que son parte de una «mala educación» sin saber si hay un trastorno detrás, sin saber nada de esa familia.
Cuándo tus hijos aún no la han liado, cuándo sus conductas sólo te afectan a ti, sus trastadas las arreglas tú, todo se ve diferente.
Muchas nos permitimos en su momento mirar por encima del hombro a otras madres y padres.
«Su hijo muerde porque no le corrijen»
«El niño pega porque no le ponen límites»
Pues mirad, no. La realidad es otra, educar es muy difícil y nadie tiene la receta perfecta.
Así que queridas lectoras, vuestros hijos la van a liar, algún día. Quizá con 2 años sean unos angelitos igual que los míos, puede que con 4 no haya ningún incidente mayor.
Pero créeme, en algún momento la van a liar, tienes que asumirlo y estar preparada para esa realidad.
Eres su madre, estás para educarlos y ponerles límites pero no te quedes sus errores y su culpa como tuya.
No les eximas de su responsabilidad, enséñales a aceptarla y también que de los errores se aprende. No busques culpables busca aprendizaje.
Hasta aquí mi reflexión de hoy. Me interesan vuestras opiniones al respecto, si tenéis tiempo de dejarme un comentario me encantaría saber vuestro punto de vista.